La posición de receptor en República Dominicana está en extinción, y a pesar de que muchos lo intentan, pocos logran afianzarse en tan exigente rol, el más incómodo y difícil en todo el béisbol.
Es por eso que, cuando vemos un talento, nos volcamos hacia él, para aportar a su desarrollo y que logre sus objetivos, y esto es precisamente lo que pasó con Yainer Díaz, receptor de los Astros de Houston.
Mike Rodríguez coloca en su canal de youtube a otro episodio de «Mike DePodcast», siendo su invitado el dominicano receptor de Houston.
De entrada, Díaz sorprendió a muchos al llegar a las grandes ligas y afianzarse como el máscara de Houston, por lo que es propicia la ocasión de conocerle su historia.
«Al principio estaba en el cuadro, pero nadie podía hablarme de eso, de ser receptor. No me gustaba ser receptor, en absoluto. Porque sabes cuando empiezas en pequeñas ligas, el que siempre es catcher es el más gordo, el más lento. Y esa es la filosofía que uno lleva. Cuando me dijeron que me tocaba la receptoría dije, no, no, no, para ser receptor, prefiero no jugar», sostuvo Díaz.
Incluso, Yainer dejó de jugar por un espacio de tres años, desde los 12 y hasta los 15 estaba desencantado y en otra cosa, le llamó la atención más montar pasola, una que su papá le había comprado.
«Empecé a jugar muy chico porque el estadio estaba en una esquina de mi casa y caminaba con los chicos del barrio. Empecé cuando tenía 4 o 5 años. Cuando tenía 12 años, fue cuando lo dejé. Y las razones fueron la inmadurez, yo diría, como una cosa de niños» comentó Yainer.
«También me desencantó por los constantes pleitos de los entrenadores, que no se ponían de acuerdo en la mudanza del programa de prospectos. Eso me bajó los ánimos», expresa.
«Con todo y eso, me mantuve de cierta forma porque mi mamá quería, pero con poco interés, hasta que comencé a pensar y dije, no estás haciendo nada productivo», continuaba su relato con Mike.
Al regresar Yainer al programa, los entrenadores le dijeron que sólo aceptaban que regresara como receptor, a lo que se negó y se fue. En la noche de ese día, el entrenador fue a su casa y le dijo, «está bien, te voy a aceptar como tercera base».
A los 16 años, el propio jugador decidió intentar jugar detrás del plato porque estaba atrasado y habían muchos jugadores de la tercera base, pero pocos catchers.
«Duré 8 meses para bloquear la primera bola. Eso fue difícil, pero desde que lo logré, se volvió una obsesión. Recuerdo que en ese momento los chicos de esa posición eran Molina, Salvador y Buster Posey. Siempre vi mucho a esos tres. Y yo miraba el juego y me concentraba en el receptor», confiesa Díaz.
«También miraba al dominicano Castillo, me gustaba mucho como receptor. Y así fue como comencé a aprender. Empecé a captar eso. Me dijeron que para poder bloquear mejor tenía que ser más flexible en mi cuerpo. Aprender a bloquear, eso fue algo en lo que me concentré. En la flexibilidad de las piernas, que se podían abrir un poquito más. Porque estaba muy metido en la cadera», sostiene Yainer.