El presidente de los Tigres del Licey, Ricardo Ravelo, se ha ganado todo el poder para decidir lo que conviene o no al club.
Esto no es asunto de romanticismo, fanatismo ni moda, esto es cuestión de negocios.
Se requiere de un negocio bueno y seguro.
Confío en Ravelo porque en los últimos dos años ha sabido navegar por turbulencias, y aún así ha puesto a ganar al Licey.
Ha superado que le tumben peloteros, que le paren jugadores, que se le lastimen estelares, ha tenido que cambiar a un mánager del nivel de José Offerman, y en todos sus movimientos ha salido bien.
Hago este comentario porque mucha gente quiere ver otra vez a Licey y Águilas en Nueva York, pero todo debe ser por la regla.
La única forma que el Licey va a Nueva York es si le respetan su historial de ser el mejor equipo de béisbol de República Dominicana.
El año pasado se le faltó el respeto con muchos temas.
Nadie obligará al Licey a ir a una serie en Nueva York en la que no se sienta respetado.
Apoyo lo que decida el Licey
Si el Licey decide no ir a Nueva York sería simplemente porque no confía en cosas que se prometen.
Y cuando hay tantas dudas, es mejor suspender la fiesta.
Diría que Miami sería una opción maravillosa.
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