Si existe un liderato ofensivo que se le hace difícil alcanzar a un receptor en el torneo de béisbol invernal dominicano es el de bateo, ya que así lo demuestra la historia.
La proeza es tan difícil que desde 1951 para acá solo dos receptores han podido ganar en título de bateo en la pelota invernal dominicana.
Pero aún más extraño, ya que ambos pertenecen a las Aguilas Cibaeñas. Nos referimos al puertorriqueño Luis Villodas y el gran máscara dominicano Tony Peña
Villodas, quien jugó en la Liga Negra para Baltimore, conquistó el título en el primer torneo oficial de la Liga Profesional Dominicana inaugurado en 1951 con promedio 346, al conectar 54 imparables en 156 turnos oficiales, antes que llegara la era de las luces artificiales.
Es bueno resaltar que seis de sus batazos fueron cuadrangulares, además de un triple, con 14 boletos negociados y solo abanicó la brisa en 14 oportunidades, por lo que era un auténtico conocedor de la zona de strike, y sobre todo un gran chocador de bola.
Un año después, en 1952, no solo se conformó con ganar el cetro de bateo, sino que lideró la liga en triples con cinco. El fornido receptor de 6’2” y 205 libras de peso poseía una velocidad más allá de su contextura física y tamaño.
Luego de ahí pasaron muchos años haya que el dominicano Tony Peña ganara el liderato en la temporada de 1979-80 con promedio de .317. En la ocasión, Tony acumuló 59 imparables en 186 en su segundo como cátcher de planta de los aguiluchos. Entre sus batazos figuran dos jonrones, dos triples y ocho dobles. Luego de ahí, esa espécime ha desaparecido, por lo que ningún otro receptor ha podido igualar esa proeza.
Cabe señalar que en la temporada de 1981-82 el receptor Ramón Lora, de los Leones del Escogido, bateó para un astronómico promedio de 343 al pegar 57 imparables en 166 turnos, pero ese fue el año del average de 408 de Pedro Hernández, de las Estrellas Orientales, para arrebatarle el título.