La crónica deportiva dominicana
En mi libro “Vivir en libertad”, publicado en el 2018, destaco que la crónica deportiva “ha evolucionado en el país desde el simple y frío relato de un partido de béisbol o de una competencia atlética escolar, al análisis y al vaticinio”, y son muchos los periodistas y comentaristas deportivos que brillan en esa área, especialmente en la radio y la televisión.
El ejercicio profesional de Kevin Cabral, Carlos José Lugo, Roosevelt Comarazamy, quien ya no está desgraciadamente con nosotros, Héctor J. Cruz y Bienvenido Rojas, para citar a los más veteranos, “iguala a los más encumbrados de la crónica latinoamericana, por su versatilidad, el conocimiento de las reglas y el historial deportivo, en especial cuando se trata del béisbol, la más grande pasión nacional, si exceptuamos la política”. Y sería injusto no mencionar entre los más destacados de la nueva generación de cronistas, a José Luis Mendoza, cuyo talento se expresa con elegancia también en la esfera de la crónica política.
El gran aporte a la bibliografía del deporte nacional realizado en los últimos años por Franklin Mirabal y Carlos Nina Gómez, merece ser resaltado y en los últimos años ha surgido una pléyade de talentos en ese ámbito del periodismo: ”Jóvenes con mucho talento y entusiasmo, con probada capacidad para el análisis ágil y certero, tanto para desempeñarse en la prensa escrita como en la radio y la televisión”.
Sobre Mirabal, digo que es sin duda “con toda certeza y propiedad uno de los periodistas deportivos dominicano más versátil”, cuya incansable labor de recopilación de estadísticas ha trascendido la frontera de la simple crónica diaria, para convertirse en un auténtico historiador del béisbol no solo del país sino de toda el área del Caribe.
Su libro “All star latino”, es una contribución valiosa al estudio del deporte favorito de los dominicanos y verlo produce la misma sensación de placer de un cuadrangular en un juego decisivo, o del recuerdo de una hazaña memorable, como aquella en la que Juan Marichal venciera a esa leyenda zurda llamada Warren Sphan, en 16 entradas, 1 a 0, lo que no sería posible presenciar en estos tiempos en los que un buen lanzador abridor solo necesita a lo sumo de cinco o seis buenas entradas para ganar un partido.
Acerca de la bibliografía deportiva dominicana no es prolífica y pocos periodistas, con las honrosas excepciones mencionadas, “se han entusiasmado con la tarea de llevar sus experiencias profesionales más allá de las fronteras de la crónica diaria, por lo regular escrita con la rapidez y urgencia que demandan las horas de cierre”.