Un brazo fresco, fuerte y sano irradió de luz las Grandes Ligas un 5 de abril de 1984 con los Yanquis de Nueva York. Se trataba del lanzador derecho, nativo de San Cristóbal, José Antonio Rijo Abreu.
Rijo nació el 13 de mayo de 1965 y 18 años más tarde ya se encontraba en el viejo Yankee Stadium, rodeado de más de 30 mil fanáticos. Era, en ese momento, el jugador más joven de todas las mayores.
Por todas esas condiciones, más su juventud, el fenecido propietario de los Yanquis de Nueva York, George Steinbrenner, trató de equipararlo con el fenómeno de la ocasión que era el también pitcher Dwight Gooden, quien militaba con sus archirivales Mets de Nueva York.
Sin embargo, Rijo no pudo llenar esa gran responsabilidad, ya que terminó con marca de 2-8 y efectividad de 4.76. Esa pírrica proporción de triunfos y derrotas, trajo como consecuencia un cambio hacia los Atléticos de Oakland en el que estuvo envuelto el correcaminos Rickey Henderson.
Rijo tuvo buenas aperturas en sus primeras salidas con su nuevo equipo, al punto de compilar 6-4 con efectividad de 3.53. En esa oportunidad, se desempeñó como abridor, relevista y hasta finalizó un partido de la contienda.
Para 1986, ya Rijo contaba con la experiencia que provoca que los jugadores lleguen a su clímax. Lanzó un partido frente a los Marineros de Seattle, donde les abanicó a 16 bateadores, convirtiéndose en una marca para la franquicia de los Atléticos.
Luego en su próxima aparición, tiró un juego completo, recibiendo dos indiscutibles y perdiendo el compromiso. No obstante, su trayecto de tres temporadas por Oakland pasó sin pena ni gloria, pero el talento se vislumbraba en el camino.
Los Atléticos se deshacen de sus servicios y lo envían a los Rojos de Cincinnati, donde siempre será recordado por lograr aquel título de Serie Mundial. Antes de esa corona, Rijo logró por primera vez cifras dobles en victorias, hecho que ocurrió en la campaña de 1988.
Con esa labor, la organización de Cincinnati rectificó que fue una buena transacción adquirir al dominicano, ya que en el canje otorgaron al veterano Dave Parker, quien era un remolcador natural de carreras.
Rijo tuvo altibajos en la temporada de 1989 y registró marca de 7-6 en 19 aperturas. Esa campaña terminó con efectividad de 2.84 y un juego completo.
La campaña de 1990 fue la mejor para Rijo, sin lugar a confusión. Desde el principio hasta el final se vistió de gloria. Tuvo récord durante la serie regular de 14-8, logrando por segunda vez en su carrera pasar de los 10 triunfos. Esa temporada concluyó con efectividad de 2.70, además de que lanzó 197 entradas.
El próximo año, Rijo llegó con excelente fortaleza mental y registró su mayor número de victorias (15), cantidad que volvió a repetir en 1992. Quedó cuarto tras el premio al Cy Young. Para 1993, lanzó su único partido sin hit contra los Rockies de Colorado y el siguiente año asistió al Juego de las Estrellas, consolidándose como uno de los mejores lanzadores del momento. Logró ser en esas dos campañas el pitcher con más aperturas con un total de 62.
Casi lo atropellan
José Rijo llegó a los circuitos minoritarios de los Yanquis de Nueva York con apenas 15 años de edad. La sede de la organización se ubicaba en Penfild, Kentucky.
El joven lanzador tenía un problema muy grave: era uno de dos jugadores negros que paseaban por algunas zonas de la nación norteamericana. Mientras cruzaba una avenida, observó que se le acercaba un vehículo a unos 360 pies de distancia. Rijo se confió e intentó cruzar la vía. Sin embargo, no pudo hacerlo. El conductor casi lo atropella en plena calle.
Desconcertado, Rijo cruzó la vía e inmediatamente llamó a su mamá a San Cristóbal, su ciudad natal. Le explicó, entre rabia y llanto, que ahí eran racistas y que estuvo a punto de morir, aplastado por un carro, sólo por ser negro. Su madre lo escuchó por unos minutos, pero prefirió no darle respuesta y pasarle el teléfono a su hermano, tío del pitcher.
El tío fue claro y preciso: “Prefiero que te choque un carro antes de que vengas a pasar hambre. Aquí no hay comida para tanta gente, quédate por ahí y toma tu riesgo”.
Rijo: un sueño hecho realidad
Rijo alcanzó las mayores un mes antes de arribar a los 18 años de edad. Se convirtió en ese momento en el jugador más joven de todas las Grandes Ligas.
Era el lugar ideal y la situación idónea. Rijo pertenecía a los Yanquis, el equipo de béisbol más seguido a nivel mundial, además de estar en la gran urbe: Nueva York. Sólo faltaba ganar un par de juegos y hacerse famoso.
Novatada
Cuando Rijo subió a las Grandes Ligas, permaneció por espacio de cinco días sin lanzar, esperando su oportunidad para debutar.
En ese trayecto, el equipo de los Yanquis se encontraba en la ruta para una serie contra los Mellizos de Minnesota.
En el primer partido, los Mulos cayeron ante los Mellizos y Rijo fue el primero en abrir el buffet en el camerino de visitantes.
Los veteranos del conjunto lo observaron, pero el nativo de San Cristóbal hizo caso omiso a las miradas. Además, ignoraba el real significado de tantos “ojos” sobre él.
Para el segundo juego de la serie, pasó lo mismo. Los Yanquis perdieron y Rijo fue el pionero en comer.
No obstante, la actuación del lanzador dominicano no podía seguir así. Para el tercer juego, donde los Yanquis volvieron a perder, le esperaba algo que nunca olvidará.
Dave Winfield, Oscar Gamble y Don Baylor lo acecharon y luego lo amarraron con cinta adhesiva, incluyendo la boca, en un barrote del camerino. Duró unos 20 minutos atado de pies, manos y sin poder hablar.
Después lo soltaron y Winfield, Gamble y Baylor le explicaron que cuando los equipos pierden, se debe esperar al menos 10 minutos de reverencia y tranquilidad, para evaluar las situaciones del juego. Tras ese acontecimiento, Rijo era de los últimos en ir al buffet post juego.
Tienes que vestirte como si tuvieras mucho dinero
Dave Winfield acostumbraba a invitar a todos los jugadores del equipo a la fiesta de su madre, el cual se efectuaba cada año en su residencia de Minnesota.
Rijo, novato al fin, desconocía cómo vestirse para una ocasión como ésta. Se trataba de la fiesta de la madre de uno de los mejores jugadores de las Grandes Ligas, hoy inmortalizado en Cooperstown. Rijo se acercó a Winfield y le preguntó que cómo debía ir vestido. El espigado jugador respondió así: “Tienes que vestirte como si tuvieras mucho dinero”.
“Fui a una tienda y compré un traje que me costó casi el dinero completo de mi quincena”, recuerda Rijo, quien ganó unos 40 mil dólares por esa temporada.
Rememora que no quería quedar como el peor vestido y, mucho menos, no llenar las expectativas de Winfield, quien los mandó a buscar ese día en tres limusinas.
Rijo recuerda que para esa fecha de 1984 aún carecía de vestimentas hábiles para este tipo de ocasiones, pero las cosas cambiaron a partir de ese año porque comenzó a ganar más dinero.
Vete para tu casa tú no estás en pelota
Víctor Mata fue compañero de habitación de Rijo tanto en las menores como también un par de años en las mayores.
Una tarde, Mata le informa a Rijo que se iba temprano al estadio porque el autobús partía a las 12:00 de la media noche. El lanzador le responde que iría más tarde, ya que faltaba mucho tiempo y además estaba acompañado en su alcoba por una “noviecita”.
Rijo se emocionó con su enamorada y llegó tarde al estadio, exactamente a las 12:30 de la madrugada.
Después de estar al menos una hora sentado fuera del parque, un vigilante le notifica que la guagua se había ido hace 30 minutos, tal como le informó Mata esa tarde.
El joven pitcher pensó, una y mil veces, qué le diría al dirigente Jim Riggleman, un hombre que se caracterizaba por el poco hablar.
Esperó que amaneciera y Rijo logra comunicarse con el mánager, quien le manifestó lo siguiente: “Vete para tu casa, porque tú no quieres ser pelotero, maldito dominicano. Tú no estás en pelota”.
Rijo se quedó mudo por la respuesta del dirigente y optó por llamar al gerente general de la organización. Así logró salir a flote y éste le compró un ticket aéreo para que se uniera al equipo lo antes posible en Nashville, Tennessee. La condición era que el boleto sería descontado de su próxima quincena.
Rijo se marchó al aeropuerto y tomó el avión. Cuando llega al estadio, dos horas antes del partido, el dirigente le informa que sería el abridor del juego.
Tiró un partidazo ese día, pero no tuvo buena fortuna. Lanzó juego completo, de un solo hit, un jonrón de Glen Davis. El pitcher rival tiró un juego sin hit, durante la ruta completa.
Tú eres una M: tres pelotazos
En una visita de los Mets de Nueva York a los Rojos de Cincinnati, Greg Jeffries le conectó un cuadrangular a Rijo para decidir el partido.
Al terminar el encuentro, el dominicano se reunió con John Franco, compañero de equipo de Jeffries, quien le aseguró a Rijo que era una “mierda” por dejarse conectar un jonrón de Jeffries.
Además, manifestó que Jeffries se burlaba de Rijo por lanzarle una recta en un conteo favorable. Sin embargo, Franco no estaba de acuerdo con los comentarios, ya que los veía como antideportivos. Para colmo de males, al otro día, Rijo lee en la prensa que Jeffries aseguró que sabía que le iba a disparar un bambinazo, porque era un lanzador de rectas y eso era lo que él conectaba con mayor contundencia.
A las dos semanas, los equipos se volvieron a enfrentar, pero en la casa de los Metropolitanos. Rijo subió al montículo y le pegó tres pelotazos a Jeffries en igual cantidad de turnos.
En el calor del juego, Franco se acerca a Rijo y le cuestiona el porqué de su actuación. El dominicano respondió que como Jeffries era un bateador de rectas, que bateara rectas. Además, que esos lanzamientos eran los que conectaba con mayor contundencia.
Serie del Caribe ‘95
Rijo lanzó béisbol local con los Tigres del Licey en la campaña de 1994-95 y acudió a la Serie del Caribe con los Toros del Este, equipo que se llevó el cetro del campeonato.
El derecho firmó un pacto con La Romana para lanzar un solo juego, acuerdo por el que le pagarían 75 mil pesos.
Abrió el primer partido del clásico del Caribe y ganó ante Venezuela con marcador de 3-1. El pitcher tenía entendido que no iba más durante el trayecto de la serie. Tal y como se esperaba por la fama de Rijo, se hizo dueño de las calles de San Juan, Puerto Rico: tragos, mujeres, fiestas y malas noches. Es más, después de su primera salida, nunca corrió, soltó el brazo o realizó un bullpen. Estaba totalmente fuera de pelota, quizás no físicamente, pero sí mentalmente.
Mientras pasaban los días, el famoso “Dream Team” boricua se mantenía invicto y dominicana sólo tenía un juego perdido, justamente frente a Puerto Rico. Las cosas se mantuvieron igual hasta la última fecha. Los boricuas mantenían marca de 5-0, mientras que RD lograba un 4-1. Los dominicanos querían ganar el sexto partido para provocar uno extra.
Sin embargo, Rijo no quería lanzar ese partido porque aseguraba que no estaba en condición física ni mental. Además, su contrato fue por un solo partido y ya lo había ganado. La gerencia de los Toros lo convenció y aseguró que le daría más dinero después.
Rijo salió a lanzar y ponchó a siete de los primeros nueve bateadores.
Después de ahí, otro gallo cantó. Rijo comenzó a sudar como nunca, al parecer los “tragos” de la noche anterior comenzaron a surgir efectos. Juan Igor González, en conteo de 3-1, conectó un largo jonrón por el bosque central con un corredor a bordo. Rijo no pudo completar las cinco entradas. Entró a lanzar Pedro Martínez y también lo sonaron. Al derecho de Manoguayabo le fabricaron seis carreras y dominicana cayó vencida ante la Isla del Encanto.
Lanzamiento quedó colgando
Rijo se enfrentaba a los Gigantes de San Francisco y a su jugador estelar Willy Clark, apodado El Natural. El bateador consiguió un cuadrangular contra Rijo, en el triunfo de los Rojos contra los Gigantes. Como era costumbre, el dominicano siempre bromeaba con Clark luego de los partidos. Lo felicita por el jonrón, pero no escuchó la respuesta de humildad que esperaba. “Me dejaste un lanzamiento colgando y pagaste por eso. No vuelvas a hacerlo”, recuerda Rijo, que fueron las palabras de Clark. En el próximo compromiso entre ambos conjuntos, Rijo le metió un pelotazo en las costillas, demostrando que tenía valor sobre el montículo.
Apréndanse el nombre de ese muchacho
La primera salida de Rijo con el Licey fue muy especial, aunque sólo ganaba 150 pesos quincenales. Lo pusieron a relevar un domingo en la tarde contra los Leones del Escogido. Estaban las bases llenas, sin out, y venían a batear Pedro Guerrero, Ramón Lora y Joe Disa. Dominó a los tres de forma fácil y no anotaron carreras.
Cuando se dirigía a la cueva del Licey, un fanático le vocifero que con él tenían un lanzador para mucho tiempo y que iba a brillar en el box, palabras que lo dejaron marcado desde ese momento.
“Al yo pegarle tres pelotazos, él se dio cuenta que yo era loco y que no tenía miedo. Por eso no se armó un lío en el juego”, señaló Rijo.
NERVIOSISMO
SERIE MUNDIAL 1990
«Yo esperaba ese momento»
Los Atléticos de Oakland salieron favoritos para conquistar la Serie Mundial frente a los Rojos de Cincinnati. Sin embargo, los Rojos picaron delante y pusieron la serie 3-0. Rijo estaba lanzado el cuarto encuentro y perdía 1-0 en el séptimo episodio.
Sólo había tolerado dos hits. Temprano en el partido, salieron lesionados Billy Hatcher y Erick Davis, hombres claves en la ofensiva.
Ante esa situación, Rijo cuenta que se subió en los asientos de la cueva y le vociferó a sus compañeros que le fabricaran dos carreras, que él se encargaba del resto. Tenía bien claro que si los Rojos perdían ese partido, sería muy difícil ganarles a los Atléticos porque perdieron a dos jugadores importantes con el madero.
Así fue. Los Rojos ligaron dos carreras a base del juego pequeño. Barry Larkin se acercó a Rijo y le dijo que ya todo estaba hecho, que le tocaba ahora a él hacer el trabajo. Rijo sacó la octava entrada en blanco, pero en el noveno luego de un out fue sacado por el dirigente Lou Piniella. El dominicano se incomodó por su inesperada salida del box y le expresó su inconformidad al mánager. “Tú no sabes que yo esperaba este momento y me lo quitas así”, dijo Rijo.
Sin embargo, Piniella respondió “Rijo, tú hiciste tu trabajo, ahora déjame hacer el mío”. Entró a tirar el zurdo Randy Myers, quien dominó con facilidad y los Rojos se convirtieron en campeones de las Grandes Ligas.
Todos salieron al campo de juego a celebrar, excepto el dominicano, que no pudo ni siquiera caminar de la emoción. Las rodillas le temblaban y no pudo llegar al montículo, comenzando a llorar de forma desesperante. Luego fue declarado Jugador Más Valioso por sus dos victorias en la serie.
Una mujer le abrió las piernas
Durante su paso por las mayores, Rijo asegura que tuvo todos los carros habidos y por haber. Desde Rolls Royce hasta Mercedes Benz, BMW,
Acura y todo lo demás. Una vez estaba metido con una chica en el camerino de los Rojos y la dueña del club, Marge Schott, llegó, pero gracias a Dios no lo vio.
Era una señora que imprimía mucho respeto.
En otra ocasión, una chica se volvió “loca” con los encantos del dominicano y comenzó a abrirle las piernas entre lanzamiento y lanzamiento. La dama se ubicó en la primera fila de asientos, donde sólo cubría una malla de metal para que no pasaran las pelotas. Rijo le informó la situación al camarógrafo y ese video se vio por largo tiempo en el camerino de los Rojos. Pero el encanto y las cabalas llegaban más lejos. La dueña de los Rojos le sugería a Rijo que se untara los pelos de su perra para que pudiera ganar los juegos. Rijo hacía el ritual en cada partido que iba a lanzar. Tomaba la perrita, le quitaba unos cuantos pelos y lo frotaba en su camiseta.
Jose Rijo: «Milagro de Dios»
Luego de enfrentar problemas en el codo, Rijo tuvo que ir al quirófano y ser operado. Permaneció tres años en rehabilitación en Alabama, calificando esto como el capítulo más difícil para un atleta: vencer el miedo de pensar que volvería a lesionarse.
El doctor Uribe en Miami, después de cinco operaciones, le dijo que dejara el béisbol porque tenía el temor de que se le despegara el codo en un pitcheo. Rijo le aseguró que Dios movía montañas. Se presentó al campo de entrenamientos en 1999 y, un día antes de ganarse un bono de un millón de dólares, volvió a sentir dolor en el codo, pero le aseguró al entrenador que era un fuerte estirón en la espalda. Al otro día, tomó un avión para República Dominicana y, cuando lo llamó la organización, les contó la verdad. Sin embargo, perseveró y regresó a las mayores. Cuando volvió en 2001, lo primero que pensó fue en el doctor Uribe, al realizar su primer pitcheo.
Estadísticas de Grandes Ligas
Año Edad EQ Liga G P %GP EFE J JI JT JC S E H A CL H4 BB IBB K GLP Premios
1984 19 NYY LA 2 8 .200 4.76 24 5 8 0 2 62.1 74 40 33 5 33 1 47 1
1985 20 OAK LA 6 4 .600 3.53 12 9 1 0 0 63.2 57 26 25 6 28 2 65 1
1986 21 OAK LA 9 11 .450 4.65 39 26 9 4 1 193.2 172 116 100 24 108 7 176 4
1987 22 OAK LA 2 7 .222 5.90 21 14 3 1 0 82.1 106 67 54 10 41 1 67 2
1988 23 CIN LN 13 8 .619 2.39 49 19 12 0 0 162.0 120 47 43 7 63 7 160 3
1989 24 CIN LN 7 6 .538 2.84 19 19 0 1 0 111.0 101 39 35 6 48 3 86 2
1990 25 CIN LN 14 8 .636 2.70 29 29 0 7 0 197.0 151 65 59 10 78 1 152 2 MVP-19
1991 26 CIN LN 15 6 .714 2.51 30 30 0 3 0 204.1 165 69 57 8 55 4 172 3 CYA-4
1992 27 CIN LN 15 10 .600 2.56 33 33 0 2 0 211.0 185 67 60 15 44 1 171 3
1993 28 CIN LN 14 9 .609 2.48 36 36 0 2 0 257.1 218 76 71 19 62 2 227 2
1994 29 CIN LN 9 6 .600 3.08 26 26 0 2 0 172.1 177 73 59 16 52 1 171 4 MVP-21
1995 30 CIN LN 5 4 .556 4.17 14 14 0 0 0 69.0 76 33 32 6 22 1 62 0 AS
2001 36 CIN LN 0 0 2.12 13 0 4 0 0 17.0 19 6 4 2 9 2 12 0
2002 37 CIN LN 5 4 .556 5.14 31 9 6 0 0 77.0 89 48 44 13 20 1 38 1
14 temporadas 116 91 .560 3.24 376 269 43 22 3 188.0 1710 772 676 147 663 34 1606 28
162 Game Avg. 12 10 .560 3.24 40 28 5 2 0 198 180 81 71 15 70 4 169 3
CIN (10 años) 97 61 .614 2.83 280 215 22 17 0 1478.0 1301 523 464 102 453 23 1251 20
OAK (3 años) 17 22 .436 4.74 72 49 13 5 1 339.2 335 209 179 40 177 10 308 7
NYY (1 año) 2 8 .200 4.76 24 5 8 0 2 62.1 74 40 33 5 33 1 47 1
NL (10 años) 97 61 .614 2.83 280 215 22 17 0 1478.0 1301 523 464 102 453 23 1251 20
AL (4 años) 19 30 .388 4.75 96 54 21 5 3 402.0 409 249 212 45 210 11 355 8
Debut en Grandes Ligas
5 de abril, 1984 para New York Yankees
Última aparición en Grandes Ligas
28 de sept. 2002 para Rojos de Cincinnati
Estadísticas
G-P 116–91
ERA 3.24
Ponches 1,606
José Rijo – Lanzador
Nacimiento: San Cristóbal,
San Cristóbal, República Dominicana
Nació: 13 de mayo de 1965
Batea: Derecha Lanza: Derecha
Salario
Año Edad Equipo Salario
1986 21 Oakland $ 85.000
1988 23 Cincinnati $ 127.500
1989 24 Cincinnati $ 457.500
1990 25 Cincinnati $ 630.000 *
1991 26 Cincinnati $ 2.333.333 dólares
1992 27 Cincinnati $ 3.520.833 dólares
1993 28 Cincinnati $ 4.083.333 dólares
1994 29 Cincinnati $ 3.975.000 dólares
1995 30 Cincinnati $ 5,750,000
1996 31 Cincinnati $ 6.150.000 dólares
1997 32 Cincinnati $ 6.150.000 dólares
2002 37 Cincinnati $ 500.000
Total $33.762.499
NOTA: Tomado del Libro Anécdotas contadas por los propios peloteros, de la autoría de FRANKLIN MIRABAL