Henry Rodríguez, nacido en Santo Domingo, el famoso y popular ‘Matatán azul’, ha sido uno de los toleteros más carismáticos y decisivos que hayan accionado en el béisbol otoño-invernal dominicano.
Y ni hablar de lo productivo que Rodríguez fue con la exitosa franquicia Tigres del Licey, equipo para el que jugó durante toda su carrera en el circuito quisqueyano.
Henry hizo su debut con el Licey en la temporada 1987-88, jugando en trece campeonatos. Terminó con promedio de por vida de .265, disparó 20 cuadrangulares y remolcó 137 carreras.
Rodríguez era jardinero e inicialista.
En esta última posición brilló en la defensa grandemente en la pelota criolla. Además, su capacidad para conectar batazos de todos los calibres en momentos dramáticos, en especial en los playoffs, le hizo ganar el bien merecido apodo
‘Matatán azul’.
Expertos e historiadores del béisbol profesional otoño-invernal dominicano señalan la temporada 1990-91 como la más brillante coleccionada por Rodríguez a lo largo de sus 13 estaciones en dicho evento.
En esa memorable campaña, Henry fue un verdadero azote con el madero. De los 39 partidos en que accionó sólo una vez se fue en blanco en dos juegos sucesivos.
En los últimos 6 partidos de la campaña bateó de 25-9, para un abultado promedio de .360. Terminó con 11 juegos de hits múltiples, y en 6 de ellos logró tres incogibles. Su average fue de .316, el mejor de su carrera con 48 inatrapables en 152 turnos al bate.
En la semifinal el toletero azul bateó para un robusto promedio de .362 coleccionando 21 hits en 58 turnos, con 8 remolcadas y 7 anotadas. Su bate continuó sonando con fuerza en aquella final ganada por el Licey 4-1 a los Leones del Escogido, en la que Henry bateó de 21-12, .571, con 10 anotadas, 6 impulsadas, un doble, 2 triples y un jonrón.