Carty. Llegó al profesionalismo como receptor, pero nunca pudo cuajar en la posición.Por eso, años más tarde, fue transferido al bosque izquierdo, cambio
que le favoreció.
Ricardo Carty es uno de los mejores bateadores que ha parido la República Dominic ana. Dudar esa habilidad con el madero, es sencillamente ignorar a un hombre que se alzó con un liderato de bateo en el viejo circuito.
Ricardo Adolfo Jacobo Carty nació el 1 de septiembre de 1939 en Ingenio Consuelo, San Pedro de Macorís, firmando para el profesionalismo en 1959, a la edad de 20 años.
Jugó para más de un puño de organizaciones: Bravos de Milwaukee, que luego pasaron a ser Bravos de Atlanta; Cachorros de Chicago, Atléticos de Oakland, Indios de Cleveland, Azulejos de Toronto y Rancheros de Texas. Aunque era un excelente bateador, las lesiones, sus diferencias con sus compañeros y su pobre defensa provocaron que saltara de un trampolín de una a otra organización.
Inició su carrera como receptor en las ligas minoritarias, pero luego fue transferido a los jardines para que tuviera menos responsabilidad defensiva. Allí se mantuvo hasta su debut en las mayores, donde demostró desde el primer momento que pertenecía a la élite del juego.
En su primera temporada completa, Carty bateó para un astronómico .330, 22 jonrones y 88 carreras empujadas, coqueteando con el liderato de bateo, que al final obtuvo el fenecido a destiempo Roberto Clemente.
Un viaje por su pasado
El nativo de San Pedro de Macorís nació para estar inmerso en el béisbol. Se adueñó de un liderato de bateo en las Grandes Ligas, hecho que sucedió en 1970 al promediar .366, vistiendo la franela de los Bravos de Atlanta.
Además de la corona de bateo, Carty se convirtió en esa misma temporada en el jugador que más se mantuvo sobre las bases, alcanzando un porcentaje de .454. También participó en el Juego de Estrellas de esa campaña.
Un “asesino en serie” contra los lanzadores
Además de quedar segundo en el promedio de bateo de la Liga Nacional, también terminó como número dos tras el premio de Novato del Año, el cual consiguió Dick Allen.
La próxima campaña (1965), Carty continuó su paso arrollador en las Grandes Ligas con average de .310, pero comenzó a verse afectado por las lesiones. Sólo participó en 83 encuentros.
Volvió a repetir la historia trecentista en 1966, al totalizar .326, 15 cuadrangulares y 76 remolcadas, demostrando que la casualidad no existía, si no que era un “asesino en serie” contra los lanzadores contrarios. »
Sin embargo, la temporada de 1967 fue bastante difícil para Rico, quien vio desboronar sus estadísticas a un pésimo .255, producto de 113 incogibles en 521 turnos agotados.
En ese trayecto, tuvo que lidiar con una lesión en el hombro. Pero la desgracia no concluyó ahí, sino que perdió la próxima campaña a causa de una tuberculosis.
Pasaron muchas cosas por la cabeza del joven Carty, primero merman sus numeritos ofensivos y luego una contienda completa fuera de las líneas de cal por una férrea enfermedad: sólo eran momentos de desilusión para el jugador de 27 años. No obstante, rebotó con fortuna de la adversidad y disfrutó de una temporada de 1969 que nunca olvidará mientras viva.
Bateó para .342 y 16 vuelacercas, llevando al combinado de Atlanta al título de la División Oeste de La Nacional, para luego caer ante los Metros de Nueva York.
Rico logró su mejor temporada en 1970, al batear .366, gracias a 175 hits en 478 turnos oficiales. Esa campaña marcó un hito para Carty, ya que sus .366 significan el segundo mayor promedio de bateo con el cual un jugador ha conquistado un liderato. El más alto lo obtuvo Ted Williams en 1957 con .388.
Carty acudió al Juego de Estrellas ese año, aunque no estaba en las votaciones. Abrió el partido en el jardín izquierdo y completaron los bosques Hank Aaron y Willie Mays. Además, esa temporada, empalmó una racha de 31 partidos en forma consecutiva bateando por terreno de nadie y concluyó décimo tras el premio al Jugador Más Valioso.
Luego de esa superba campaña, Carty se perdió otro año completo, con la diferencia de que ahora fue a causa de una lesión en la rodilla mientras jugaba beisbol invernal en el país. Cuando regresó en 1972 con los Bravos, las cosas se le pusieron incomodas a Carty, quien comenzó a tener diferencias con sus compañeros de equipo.
Eso provocó que en 1973 cambiara varias veces de conjunto. Primero pasó a Texas, donde pernotó por poco tiempo porque no se acostumbró a ser el bateador de designado, y luego llegó a Chicago, teniendo supuesto conflictos con el antesalista Ron Santos.
Juan marichal por poco le frustra su carrera
Llegar a Grandes Ligas no fue tan fácil para Ricardo Carty como muchos pudieran creer, ya que estuvo a punto de decir adiós sin ni siquiera estar cerca del estrellato.
Su inicio en el profesionalismo fue tan desastroso con las Estrellas Orientales, que se enfrentó en su primer turno al bate a Juan Marichal, quien le hizo sólo tres lanzamientos sin tocarle de foul.
“El tercer pitcheo de Marichal fue tan fuerte que me di cuenta que estaba ponchado por el grito del árbitro”, recordó Carty, además de reconocer que terminó frustrado inmediatamente salió de la caja de bateo.
Luego de ese ponche, Carty pensó una y otra vez en dejar el béisbol, por la sencilla razón de que entendía que no estaba apto para ese nivel de juego. Es más, le confesó a su compañero de equipo Víctor David que se iba para el Ingenio Consuelo, donde se localiza su habitad natal.
En su segundo turno, unos días más tarde, no hubo mucha diferencia. Le rompieron el bate y luego lo volvieron a ponchar.
Por suerte para Carty ya la temporada local casi terminaba, por lo que obtuvo tiempo para evaluar si podía continuar en el juego del bate y la pelota.
Luego de sus dos ponches de manera vergonzosa, las cosas no cambiaron mucho. Carty hizo su primer viaje a Estados Unidos y allí lo poncharon al menos en 25 oportunidades en forma consecutiva antes de pegar su primer hit.
Por esa razón, el coach de pitcheo de los circuitos minoritarios de los Bravos de Milwaukee intentó convertirlo en lanzador para dejar en el pasado a un jugador que aún no conectaba un sencillo y que además era pésimo como receptor. Tan torpe con el guante, que intentaba atajar la pelota en vez de atraparla. Sin embargo, Carty mostró su gran fortaleza en el brazo sobre el montículo, pero se negó a cambiar de posición.
“Yo quería ser bateador. Que nadie me hablara de cambiar de posición y me mantuve firme hasta que lo logré”, narró. La organización buscó un instructor de bateo para que evaluara el porqué Carty no podía tocarle a la bola, y así fue.
El coach descubrió que el dominicano tardaba mucho en bajar las manos para golpear la pelota, por lo que le sugirió que adoptara otra postura y que el bate se mantuviera más cerca de los hombros.
Además, fue el hombre que en esos entrenamientos personales le recortó el nombre y le puso Rico. Duró varios días adaptándose a la nueva forma de batear y rápidamente comenzó la nueva técnica a surgir efecto, hasta convertirse en lo que narraremos más adelante.
El primer hit
Rico Carty fue colocado de décimo quinto en el orden al bate. Sí, como están leyendo, de número quince, ya que era un partido de práctica donde todos los bateadores de la organización deberían agotar al menos un par de chances.
En su primer turno, a la altura del tercer episodio, Carty intentó defenderse de un lanzamiento duro y adentro y ahí llegó su primer indiscutible. Sin querer, golpeó la pelota y la misma cayó detrás de la primera almohadilla. “Después de ese momento, nadie me podía sacar de out.
Terminé bateando al menos 27 indiscutibles en los próximos 30 turnos de los entrenamientos”, manifestó Carty, quien destacó que lo primero grandioso fue la nueva mecánica de bateo y luego la confianza en sí mismo.
Bienvenido a las mayores
Ricardo Carty se dio gusto dando palos
Después de quemar la AA y pasar unos 21 partidos en la AAA de la organización, Carty es llamado para militar en las Grandes Ligas. Era a finales de 1963.
Le dieron un boleto aéreo y un chofer lo esperaba afuera del estadio para tomar el siguiente vuelo a la ciudad de San Luis, donde se encontraría con sus nuevos compañeros.
“Yo le dije al gerente que quería recoger mis pertenencias: ropas, zapatos, fotografías y otros utensilios; pero ellos se negaron. Tenía que salir de inmediato hacia San Luis”, recordó el jugador que seis temporadas después alcanzaría una corona de bateo.
Carty cumplió las órdenes y de inmediato abordó el vehículo que lo llevaría hacia el aeropuerto de Alburquerque para trasladarse a San Luis. Sólo llevaba consigo la ropa que llevaba puesta, el pasaporte y unos pocos dólares.
Cuando arriba a la ciudad de San Luis, un señor lo espera con su nombre en un cartelón: Rico Carty. El dominicano se acerca y le expresa entre su entrecortado inglés que ése que buscaba era él.
Se dirigen hacia el hotel para que el jardinero se acomode y duerma un poco, pero pasa lo inesperado: cuando abre la puerta de la habitación se encuentra que su compañero de cuarto es Hank Aaron, “El Martillo”, quien está durmiendo.
Carty se queda asombrado, pasmado, estupefacto, con el llavín de la puerta en las manos, porque no quiere que con uno de sus movimientos la estrella de los Bravos de Milwaukee se despertara.
Sin hacer ruido, Carty se quedó por largo tiempo contemplándole el sueño.
“El que estaba durmiendo despierto era yo. Veía esa gran espalda de ese hombre, además de que no creía lo que estaba viendo”, rememora.
Tras varias horas que Rico estuvo sentado en una silla frente al baño, Aaron al fin se levanta. Lo saluda y le dice que puede bañarse o ver televisión, pero Carty seguía en las “nubes” y sólo pudo responder con la cabeza: “está bien”.
Aaron se para de la cama y Carty aprecia unos cuantos hoyos que tiene la franela blanca que modela en el momento la superestrella del conjunto. De forma automática, Rico se detiene a pensar si era posible de lo que se percataba, además de la suciedad que encontró en el baño cuando se decidió a utilizarlo.
“No pensaba que ese tipo de cosas se vieran en las Grandes Ligas, pero debía hacer mi trabajo y no era en ese lugar, si no en el campo de juego”, analizó Carty.
Luego de cumplir con sus necesidades fisiológicas, Carty se marchó junto a Aaron al estadio. Mientras bajaban las escaleras del hotel, el Martillo le ofreció llevarlo en su carro, pero por la vergüenza Rico le respondió que no, aunque luego aceptó la propuesta. »
Antes de partir al play, se detienen en el restaurante del hotel para almorzar: Aaron ordena una sopa de pollo con galletas y le pregunta a Rico qué desea. Carty continúa el diálogo de forma vergonzosa, pero asienta a decir que quiere lo mismo que él y piden dos platos iguales.
Luego salen del restaurante y cuando llegan al estadio, una muchedumbre esperaba por Aaron a la puerta del lugar por donde se visten los jugadores. Rico se hizo a un lado y evitó a las personas, mientras que Hank hizo lo mismo, ambos por lugares diferentes.
Aaron le corría a los fanáticos para no darles autógrafos, situación que asombró al nuevo integrante del club. “Duré un rato para llegar a la cueva del equipo, preguntando dónde era, hasta que al fin llegué”, dijo Carty. Al llegar a la cueva, encontró su uniforme y otras nuevas pertenencias de su talla, ubicadas al fondo del lado izquierdo del camerino de visitantes. Se pone su ropa de juego y realiza su primera práctica con el equipo grande. Inicia el partido en la banca, pero a la altura de la octava entrada el dirigente lo llama para agotar su primer turno.
“Era un zurdo que estaba lanzando y sólo me tiró tres lanzamientos”, expresa Carty, quien al llegar a la cueva le pregunta a Aaron si ese era el mejor lanzador de las mayores. El Martillo le respondió que eso no era nada con lo que le faltaba por ver.
Quedaban un par de días para finalizar la temporada, por lo que Carty sólo agotó un turno más antes de culminar la campaña. En su próximo chance también se ponchó. Se marchó al país y permaneció jugando béisbol local con las Estrellas Orientales, donde bateó para .340 con 6 jonrones. Al cabo de unos meses, acudió a los campos de entrenamientos de las mayores y se ganó el puesto de guardabosque izquierdo. Durante la temporada regular, Carty participó en 133 partidos, bateando para .330, 22 cuadrangulares y 88 empujadas. Quedó detrás de Dick Allen tras el premio de Novato del Año de la Liga Nacional.
“El premio de Novato del Año me lo quitaron porque Dick Allen dio tres jonrones más que yo. Además, él era americano”, expuso.
Carty relata que después de esa temporada de novato en las mayores, dio palos en todas las ligas en las que militó.
Cambio de posición
En su segundo viaje a las ligas menores de los Bravos, Carty había demostrado que podía batear, pero no tenía ese mismo progreso a nivel defensivo. Carty era un receptor sobre el promedio a nivel ofensivo, pero mediocre detrás del plato. La gerencia optó por enviarlo al jardín izquierdo.
El dominicano recibió la información y de inmediato se incorporó al bosque izquierdo en un partido en Austin, Texas. El único problema fue que Carty nunca había jugado la posición y tampoco tenía noción de cómo salirle a los batazos. En el primer elevado, todo lo antes mencionado, salió a relucir. Carty intenta atrapar uno de esos batazos rompenubes y termina mareado, además de que casi le cae en la cabeza. Le dieron esa nueva posición, pero los resultados eran oscuros.
Comenzó a tomar prácticas y más prácticas en el left field aunque nunca se caracterizó por ser aceptable en la defensa. Lo que sí hacia era batear como el que más y su promedio no lo deja mentir. Bateó para .320 durante 4 temporadas en las menores.
Castigo para Marichal
Carty pidió tiempo al árbitro principal y salió de la caja de bateo. Luego le preguntó a Marichal qué iba a hacer en el momento. Al próximo pitcheo, disparó sencillo por el medio del terreno. Cuando arribó a la inicial, le manifestó a Marichal que se preparara porque ése era el primero de muchos tablazos que venían.
En el segundo turno, Carty conectó su primer vuelacercas frente a su compatriota, el cual asegura que Enma, la esposa de Marichal, siempre habla de eso. Recuerda que cuando sucedió esa situación, Marichal le vocifero al jardinero Felipe Alou para que aconsejara a Carty sobre estarle diciendo frases antideportivas en el terreno de juego. Ahí Rico admitió que le decía todas esas palabras porque lo frustró en su primer turno en la liga dominicana. Sin embargo, volvió a amenazarlo y le preguntó si lanzaría el domingo. Marichal afirmó que pitcharía en esa fecha y Carty le prometió dos cuadrangulares.
Ese domingo se enfrentaron Bravos contra Gigantes como era señalado en el calendario. La sorpresa fue que Marichal no lanzó como se esperaba. No obstante, Carty disparó sendos bambinazos y le manifestó a su compatriota de lo que se salvó porque lo prometido era deuda.
51 pares de zapatos
Mientras se hacía cada día más popular en la ciudad de Atlanta, cuando la franquicia cambió su sede, Carty pasó por una tienda y desde afuera vio unos zapatos de piel de culebra (cobra). Los calzados lo impresionaron y acudió primero al banco como tenía planeado. Luego de hacer unas transacciones en la entidad bancaria, regresó a la tienda y le pidió al dueño que le mostrara los zapatos.
Carty le solicitó que le enseñara todos los colores y estilos diversos de los zapatos. Esa situación molestó al vendedor, quien le manifestó que parecía una mujer cuando iba de compras. Sin embargo, Carty le instó que trajera todos los disponibles, hasta los que tuviera en el almacén de arriba. El dueño consiguió 51 pares de zapatos de su talla y totalizaban 1,600 dólares.
Carty procedió a hacerle un cheque por el valor acordado y, al entregárselo, el vendedor se asombró al percatarse del nombre de uno de los jugadores más populares de la ciudad. El dueño trató de que Carty se llevara todos los zapatos gratis, con tal de que se tomara fotos y esperara por el resto de su familia. Así Rico lo hizo y esperó a todos los familiares del vendedor. Luego de charlas, autógrafos y fotografías, Rico procedió a pagarle la suma acordada y no quiso tomarlos gratis.
La única condición que puso fue que se lo trasladaran al estadio. Cuando las 51 cajas de zapatos llegaron al play, todos los jugadores del conjunto se reían de Carty y él les explicó la historia. Aseguró que hizo esa compra porque el vendedor creía que no se los llevaría. Además, por esa compra la tienda se hizo más reconocida y siempre era visitada por los jugadores del club.
“Puño suelto”
La trompada a hank Aaron
Hank Aaron tenía mortificado a Carty desde su segunda temporada en Grandes Ligas. En una ocasión, el dominicano estaba lesionado de la parte baja de la espalda. Carty salió a tomar un turno y disparó jonrón por el jardín derecho, batazo que produjo que Aaron dijera que Rico no estaba lesionado como aseguraba. Carty se lo dejó pasar, pero los fanáticos comenzaron a corear su nombre y eso trajo más problemas entre ambos jugadores. Días más tarde y como era acostumbrado, Miguelito de la Hoz cargaba tres litros de whisky en su maletín. Mientras jugaban cartas en el avión, Aaron se tomaba tragos de las botellas de su compañero.
Rico ve la acción y De la Hoz le pregunta al Martillo el porqué de su actuación, respondiendo que lo hace porque se llama Hank Aaron. De la Hoz le cuenta la historia a Carty y éste le responde que debió de entrarle a trompadas. Aaron escucha la conversación en español, no entiende, y le manifiesta que sólo se debe hablar en inglés.
En ese momento, Carty se mantiene de espalda y Aaron le toca por los hombros. Sin embargo, Rico le advierte que no vuelva a hacerlo, pero hizo caso omiso.
Al próximo toque por los hombros, Carty le respondió con un puñetazo entre la boca y la nariz, situación que provocó que todos los jugadores tuvieran que separarlos. Ahí comenzó el distanciamiento entre ambas figuras, que terminó con la salida del dominicano del equipo.
El enamorado
Como todos saben, las leyes de Estados Unidos son estrictas y más con los extranjeros de color. Carty andaba con un compañero de equipo y frente al hotel vio a una de esas rubias que son difíciles de quitarles la vista de encima. El amigo le sugirió que dejara de mirarla y Carty se atrevió a expresarle lo bien que lucía. La chica sonrió y desde ese momento comenzó a tomar confianza con las mujeres norteamericanas. Reconoce que nunca logró conquistar a una de esas chicas despampanantes del cine o la televisión, pero pudo “amarrar” a otras con hermosos cuerpos.
Todos somos humanos
La distinción racial no era sorpresa en la tierra del Tío Sam y Carty también tuvo que vivirla, a tal punto que negros y blancos comían en lugares por separado. Una vez, los Bravos estaban en la ruta y debían trasladarse a otro estadio. En el camino, los jugadores expresan que tienen hambre y el chofer se detiene en un restaurante.
Cuando lo hace, los blancos podían entrar, pero los negros debían mantenerse en el autobús hasta que le llevaran los alimentos. Rico alzó su voz y manifestó que “todos somos humanos”, en alusión a la diferencia entre blancos y negros.
Carros, trajes y música mexicana
Los equipos daban carros a los jugadores y Carty utilizaba, durante su fama en las mayores, Von Der Bild y Cadilac, aunque otros de sus compañeros usaban Mercedes Benz.Un Mercedes Benz costaba unos 60 mil pesos y Rico disfrutaba mejor gastando el dinero en trajes y buenos zapatos.
Dice que vestía de las chaquetas más caras de la época, mientras que Aaron era de lo peor vestido. Se declara amante de la música mexicana, en especial de los cantantes Juan Gabriel, Amalia Mendoza, Vicente Fernández y Marcos Antonio Solis; mientras que también de los dominicanos Jhonny Ventura, El Jeffrey y Fernando Villalona.
Poder con el madero
Rico se caracterizó por ser un jonronero tanto en las Grandes Ligas como en la pelota de la República Dominicana. Su mayor total de cuadrangulares en las mayores fue de 31, mientras que en el béisbol local despachó 9 en un par de oportunidades, siendo sus cifras más elevadas.
El poder de Carty fue tan soberbio que permaneció por largo tiempo como líder absoluto de tetrabases en país,
al finalizar su carrera con 59.
Nombre: Ricardo Adolfo Jacobo Carty
Nació: 1 de septiembre de 1939
Lugar de nacimiento: San Pedro de Macorís, Rep. Dom.
Firma: Bravos de Milwaukee como agente libre amateur en 1959.
Altura: 6 ‘ 3 » | Peso: 200 | Promedio: .301
AVE TEMP EQ POS JJ VB CA H H2 H3 HR CE BB SO BR
.000 59-60 EO OF 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0
.176 60-61 EO OF 40 119 14 21 2 0 2 11 19 37 0
.303 63-64 EO OF 54 188 24 57 5 4 6 30 30 27 1
.340 64-65 EO OF 52 188 27 64 11 0 7 33 21 26 2
.311 66-67 EO OF 58 209 31 65 12 1 9 34 42 20 4
.350 67-68 EO OF 51 183 46 64 12 3 5 26 38 13 2
.333 69-70 EO OF 42 147 29 49 6 1 6 26 33 14 0
.347 70-71 E OF 21 72 13 25 4 0 4 16 16 5 0
.292 72-73 E OF 21 72 10 21 4 0 2 13 15 11 1
.329 73-74 AC OF 58 216 33 71 12 1 9 40 43 19 0
.224 74-75 AC/L OF 49 161 11 36 7 0 4 21 19 15 2
.306 75-76 L OF 19 62 5 19 5 0 0 7 9 4 0
.409 76-77 L OF 8 22 9 9 1 0 1 4 7 1 0
.301 77-78 L OF 44 143 15 43 10o 0 3 21 26 12 1
.212 79-80 L OF 29 85 3 18 1 0 1 10 12 10 0
.301 15 – – 547 1868 270 562 92 10 59 292 330 214 13
Nota: Tomado del libro «Anécdotas contadas por los propios peloteros»